por María José Troglia
Un libro más para sumar a las versiones (muchas paródicas, audaces, modernísimas) del cuento tradicional de Caperucita Roja. La historia no es nueva. Los recursos siempre son sorprendentes y a la vez nos permiten trazar itinerarios que enlazan autores, ilustradores, estrategias.
En este caso, un álbum editado por Unaluna de la ilustradora británica Bethan Woollvin, quien fue premiada por este libro.
El planteo es simple pero muy cuidado, los colores son protagonistas: el blanco y el negro con unos toques casi estridentes de rojo. El libro es muy visual, usa trazos gruesos para delinear el espacio y limita al mínimo los elementos y los personajes -que en algunas partes son casi icónicos-, tanto como el texto. Pero juega con los puntos de vista, con los enfoques, con los cambios de tamaño, con los planos, con las insinuaciones y lo que no se dice, al punto que el por momentos parece animado. Para los que quieran seguir a la autora, verán al abrir su página web los mismos ojos astutos de Caperucita, pero esta vez en movimiento.
Cuando comenzamos a explorarlo, descubrimos que la historia comienza en las portadillas, con un juego de escondidas entre los árboles para conocer a los personajes. En la portada, Caperucita comienza a vestirse de rojo, no sólo con la capa sino con unas botitas muy simpáticas, como si el personaje estuviera en bambalinas listo para salir a escena, a cumplir con el papel que le asignaron. Al fondo, una puerta abierta por donde se ve el bosque, la invitación perfecta para entrar al libro. Luego, el personaje hará lo que tiene que hacer y algunas cosas más. El texto verbal acentúa las referencias al conocido clásico a la vez que insinúa las diferencias. El resultado es una versión divertida, irónica, con un final explosivo y desafiante, donde una vez más la Caperucita se empodera y no necesita de ningún leñador que venga a rescatarla.
Sin moralejas, con un humor un poco ácido, no le teme a hablar del peligro o de la muerte.
Para seguir a Woollvin, hay otras versiones de cuentos clásicos, como Hansel y Gretel y Rapunzel, primeros libros como autora integral de esta joven artista.
(*): Integrante de la ong Jitanjáforaa